Temporal duro sufrido en Bahía Blanca

La tormenta dejó al descubierto que hace falta tener estructura estatal para prevenir y para reacción después de eventos climáticos adveros que serán más frecuentes con la profundización de la crisis

“Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y lo único que buscan es recaudar fondos para financiar vagos, socialistas que escriben papers de cuarta”, dijo Javier Milei en el segundo debate presidencial. Hoy, un evento climatológico lo puso frente a su primera crisis.

Que, pese a la abrumadora evidencia científica, el presidente de un país tan afectado por la crisis climática no crea que el cambio climático es producido por el hombre es grave. Pero que considere un gasto innecesario preparar una estructura estatal para contener sus efectos, daños económicos, materiales y víctimas fatales, es peor.

Y en un contexto que se hereda de una gestión que, por ejemplo, recortó sistemáticamente el presupuesto para cumplir la ley de bosques en la peor crisis de incendios que se vivió en el país entre 2020 y 2022. O que puso de ministro a un funcionario sin ninguna formación ambiental.

El temporal que pasó y arrasó parte de Buenos Aires, dejó 15 muertos, cientos de árboles y postes caídos, casas destruidas fue producto de un fenómeno meteorológico. Pero exacerbado por el cambio climático, por la suba de las temperaturas globales. Una situación cada vez más frecuente e intensa. Y que se repite en el mundo: pérdidas millonarias y miles de desplazados por inundaciones, incendios fuera de control, olas de calor.

De hecho, según datos del reporte Counting The Cost 2022: A year of climate breakdown (Contando el costo 2022: un año de colapso climático) los 10 eventos climáticos más intensos del año pasado costaron en daños inmediatos 3 mil millones de dólares.

Una parte significativa de la diplomacia global y de las políticas públicas que se discuten en el mundo pasa por cómo paliar los efectos de la crisis climática: sistema de prevención eficaces, estilos de construcción reforzados para sobrellevar los embates de las inundaciones o de las olas de calor, refuerzo de partidas presupuestarias. Se llaman mecanismos de adaptación. Son pocos los líderes a los que esta agenda les pasa por el costado. Y no son vistos con buenos ojos. Así se lo marcó el premier francés Emmanuel Macron a Milei.

Incluso, uno de los hitos de la COP28, la cumbre de cambio climático de las Naciones Unidas que terminó esta semana en Dubai, fue la puesta en marcha de un fondo de pérdidas y daños, justamente para compensar y asistir a los países que más sufren el castigo de los eventos climáticos extremos.

La tormenta dejó a Milei frente a su primera crisis, con un equipo de comunicación desarmado, con funcionarios que aún no organizaron su cartera. Por caso, en el Ministerio de Ambiente, degradado a subsecretaría, está paralizado. Su nueva titular, Ana María Vidal de Lamas fue la semana pasada por primera vez a las oficinas. Aún no designó directores. Hay áreas clave sin rumbo, por ejemplo, la del manejo del fuego o la que antes era la secretaría de Cambio Climático. El Servicio Meteorológico Nacional no sabe cuál será su destino, penden de un hilo cientos de contratos.Seguridad, Defensa, Interior, Capital Humano son ministerios fundamentales. Pero también se necesita personal formado que entienda de los fenómenos, que pueda advertir y gestionar de manera eficiente. Salvar vidas y bienes materiales. Estado.-

TN.-

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