El escándalo huele a podrido desde lejos y viene directo desde el corazón del poder policial y político de Corrientes
Mientras los vecinos de Santa Ana siguen esperando justicia y respuestas por los cobros irregulares a motociclistas, deliverys y trabajadores humildes, el gobernador Gustavo Valdés decidió ascender al comisario señalado por estas prácticas mafiosas, premiando con galones lo que debería investigarse con esposas.
No fue un error. No fue ignorancia. Fue decisión política. Una más del manual del blindaje de amigotes, de esa vieja estructura que se protege, se encubre y se aplaude entre sí.
El comisario en cuestión fue desplazado de la comisaría de Santa Ana tras denuncias graves, públicas y conocidas, por presuntas extorsiones policiales disfrazadas de «operativos». Aun así, lejos de enfrentar sanciones, recibió un ascenso por decreto, con la rúbrica del propio gobernador.
¿Cómo se llama eso? Corrientes Real. Donde el poder premia al que aprieta, castiga al que denuncia y se ríe en la cara de la ciudadanía.
El mensaje es claro: si sos parte del sistema y hacés el trabajo sucio, te espera una promoción. Si sos un vecino honesto que levanta la voz, te espera el silencio cómplice y la puerta cerrada de las instituciones.
¡Basta de premiar la impunidad! La ciudadanía merece una policía que cuide, no que facture. Y un gobierno que escuche, no que encubra.
Desde Infoibera, encendemos la alarma.-
Fuente: Diario Corrientes.-