En un contexto económico nacional que castiga con fuerza el bolsillo del ciudadano promedio y donde los indicadores de consumo reflejan una caída alarmante, el gobernador Gustavo Valdés decidió enviar un mensaje poco feliz a los correntinos: “gasten los dólares”. La frase, lejos de alentar confianza o reflejar una visión estratégica, exhibe una desconexión preocupante entre el poder político y la realidad concreta que viven los hogares de la provincia
Durante un acto público en la capital provincial, Valdés aseguró que el dólar «ya tocó su techo» y que ahora «hay que salir a comprar». Sin embargo, evitó referirse a la fuerte retracción del consumo, incluso en bienes de primera necesidad, que se registra en Corrientes y en todo el país. En cambio, eligió una narrativa que raya lo irresponsable: animar a la población a desprenderse de su reserva de valor, justo en un momento donde la incertidumbre económica sigue siendo la única constante.
¿Gobierno austero o populismo de elite?
El gobernador, que supo construir una imagen de gestor moderado y moderno, muestra hoy el mismo vicio que otros exponentes del poder tradicional: la incapacidad de reconocer los problemas estructurales que su gestión no ha sabido resolver.
La caída del consumo, la parálisis comercial, la crisis de ingresos en los hogares correntinos, y el éxodo de jóvenes profesionales son fenómenos palpables que su discurso elude sistemáticamente.
Mientras tanto, la estructura de Vamos Corrientes sigue inflada por el gasto público, los contratos políticos, la falta de transparencia en licitaciones y la ausencia total de auditorías ciudadanas. La consigna de “gastar los dólares” se vuelve casi una ironía si se considera que muchos funcionarios del oficialismo han amasado fortunas personales gracias al negocio del Estado, mientras la clase media debe elegir entre pagar tarifas impagables o poner un plato de comida sobre la mesa.
La Corrientes real, no la de los discursos
El comercio local en ciudades como Mercedes, Curuzú Cuatiá, Paso de los Libres y Goya reporta caídas superiores al 30% en ventas, según relevamientos de cámaras empresariales. Los almacenes familiares venden a cuentagotas. Los colegios privados pierden matrícula. Y mientras tanto, el gobierno se dedica a inaugurar carteles y repetir eslóganes vacíos. Todo con una lógica de campaña permanente que gira en torno a fondos públicos de dudosa procedencia.
Desde una visión liberal-libertaria, no se puede pasar por alto el cinismo de invitar a los ciudadanos a “salir a gastar” cuando el propio Estado no ajusta sus privilegios ni transparenta su gasto. En una provincia con recursos naturales millonarios, un pueblo empobrecido y una dirigencia enriquecida son síntomas de un sistema que necesita ser desmantelado desde sus cimientos.
Conclusión
Mientras los correntinos deben hacer malabares para sobrevivir, Gustavo Valdés ofrece una receta vacía, más cercana al marketing político que a la responsabilidad de un estadista. ¿Qué confianza puede tener el pueblo en un liderazgo que le sugiere gastar mientras el mismo gobierno oculta, despilfarra y se acomoda en la impunidad?
En Corrientes, como en todo el país, no faltan dólares: sobra corrupción, casta política y relato. Seguí la información libre, sin ataduras y con mirada crítica en www.infoibera.com.-
Fuente: Corrientes Hoy.-