El gobernador Gustavo Valdés volvió a jugar su carta preferida: el discurso federalista vacío. En un acto reciente, el mandatario radical llamó a «defender Corrientes» y “evitar la sumisión a Buenos Aires”, mientras ignora —una vez más— que lleva años arrodillado frente al mismo sistema de privilegios del que dice querer liberarnos
La hipocresía es tan evidente como insoportable. Valdés lidera un espacio político —la UCR— que ha cogobernado la Argentina durante décadas, hundiéndola junto al kirchnerismo y al peronismo en un pantano de inflación, deuda, pobreza estructural y un Estado cada vez más inútil pero insaciablemente voraz. ¿Ahora quiere presentarse como el salvador del federalismo? ¿No era parte del problema que creó esta dependencia asfixiante de Nación?
Ni federalismo ni rebeldía: pura demagogiaLo que Valdés llama “defender Corrientes” se parece demasiado a seguir garantizando estructuras clientelares con fondos nacionales mientras se queja de los mismos. Habla de autonomía pero se sienta a mendigar en cada cónclave con gobernadores. No hay un solo gesto de verdadera independencia fiscal ni administrativa. No hay ajuste del Estado, no hay desregulación, no hay promoción real del sector privado. Solo hay discursos.
El gobernador repite como loro que Corrientes “no se va a arrodillar” mientras la provincia vive de coparticipación y transferencias discrecionales. Si quiere dejar de arrodillarse, que comience por cerrar ministerios inútiles, liberar la economía, bajar impuestos provinciales y dejar de vivir del esfuerzo ajeno.
El verso del “interior productivo”
Desde hace años, la dirigencia política de las provincias juega al juego de la víctima. Se autodenominan “interior productivo”, cuando en realidad son los primeros en impedir la producción real. Con regulaciones asfixiantes, burocracia parasitaria y un sindicalismo feudal, matan la iniciativa privada desde el kilómetro cero.
El radicalismo, tan fondomonetarista cuando le conviene y tan peronista cuando le aprieta el zapato, se convirtió en el perfecto camaleón del fracaso argentino. Hablan de libertad mientras defienden una estructura estatal hipertrofiada e inviable.
Basta de vendehumo: libertad o nada
Si Valdés realmente quiere defender Corrientes, que empiece por dejar de actuar como gerente del Estado y pase a ser facilitador del sector privado. Que haga lo que hay que hacer: reducir el Estado a su mínima expresión, eliminar impuestos distorsivos, abrir el comercio y terminar con la dependencia de los subsidios nacionales. Si no está dispuesto a eso, lo suyo no es federalismo: es marketing barato.
Argentina no necesita más discursos. Necesita una rebelión real contra el estatismo empobrecedor que construyeron radicales y peronistas por igual. Desde Corrientes al conurbano, todos repiten la misma mentira con distintos colores.
Valdés no es la excepción. Es otro peón del viejo juego. Y los liberales libertarios ya no estamos dispuestos a aplaudir su show.-
Por Redacción Infoibera.com.-