Cuqui Calvano, el candidato que nadie pidió: el hijo del marketing político que heredó el cargo como si fuera una herencia familiar

Corrientes no da más y aparecen los mismos nombres de siempre con los mismos discursos de siempre. En este caso, el vocero oficial del marketing vacío y la rosca de café con medialunas, Eduardo “Cuqui” Calvano, se autoproclama listo para ser candidato a intendente de la ciudad capital. Nadie lo pidió. Nadie lo ovacionó. Nadie lo extrañaba. Pero ahí está

“Estoy preparado para ser candidato”, dijo en una entrevista, como si lo hubieran convocado los barrios, como si la gente saliera a cortar calles pidiendo por él. La realidad es otra: Calvano es apenas una ficha más del juego de poder del oficialismo capitalino, donde se reparten cargos como si fueran caramelos entre amigos y familiares. Porque si algo caracteriza a su carrera política es el nepotismo descarado.

Secretario de Coordinación de la Municipalidad. ¿Méritos? Ser el hijo de uno de los históricos operadores de la Coalición Cívica, y tener buena presencia en las redes… cuando paga pauta, claro.

Su trayectoria es un álbum de favores, amiguismos y lealtades convenientes. Puro currículum de oficina con aire acondicionado, cero calle, cero gestión real. Mientras tanto, los barrios se inundan, la inseguridad crece, y los servicios públicos son un desastre.

El “Cuqui” es la típica figura reciclada: habla de consenso, de diálogo, de visión estratégica… pero detrás de esa máscara está el hambre de poder, de cargos, de caja. El manual clásico del político que se preparó toda la vida no para servir, sino para llegar.

Mientras el pueblo sufre, Cuqui se sigue sacando fotos, organizando cenas, haciendo lobby. No representa un cambio, no es aire fresco, no es renovación. Es lo mismo de siempre, pero con un filtro de Instagram.-

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